Sobre la belleza del mundo

Todo el oro del mundo quería
Pero un día lo llamó la belleza
Y sus manos se llenaron así
De todas las riquezas posibles
Su mirada reflejó la bondad
Y su ser transformó lo infinito
En su calle, su barrio, su pueblo,
Y al andar con su paso dichoso
Fue dejando jardines floridos,
Cantos de aves y aromas a rosas.
Fue su vida grandiosa y sencilla
Nada más, nada más, nada más.

Jorge Arturo Ortiz©

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