El huerto

Existe al otro lado del brazo de mar,
en ese pueblo de la Bay Area, 
llamado Berkeley, allí donde está
esa famosa universidad, claro,
un huerto, un simple huerto.
Al mirar ese sitio, con su portón de lata,
el tiempo regresó veloz a una otra época.
El tiempo de los hippies rondaba el aire,
y no me importa si era bueno o malo,
pero sí que solamente era.
Luego, en el Golden Gate Park
hicieron el Speedway Festival de Altamont,
liderado por los Rolling Stones,
emulando al de Woodstock,
y con ese desastre incontrolable
le dieron al mundo la nueva
de que había muerto una época
en que mucha gente soñó la libertad.
El caso es que somos muchos los hijos
de esos tiempos de esplendor.
Sentado en un bar, escuchando las guitarras
de los músicos negros - esas guitarras -
sentí que necesitaba apurar mi cerveza
porque se me secaba la boca de blues
y de nostalgia plena y ciega,
Pero, al fin y al cabo, Silicon Valley estaba cerca
y, creo yo, allí iban a destruir algo profundo;
algo que continúa creciendo en ese huerto
y en el corazón de los que llevamos los reverbs
de las guitarras eléctricas en el alma.


Jorge Arturo Ortiz©

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