Que ya era tiempo

Pintó de rojo su mejor vestido
Y lo puso en sus labios
Como una bandera al tope.
Luego compró millones de recuerdos
Y los puso bajo su almohada:
Era época de soñar y no quería
Llenar de pesadillas su lecho solitario.
No quería olvidar los motivos de su ira,
Las razones de su tristeza ciega,
Aquel día en que el viento le arrancó
Las flores de sus manos temblorosas.
Tenía un puñal en su mirada
Y su filo brillaba de lágrimas calientes.
Una rosa roja rescatada del huracán
Del tiempo, intacto en su mirada
Y un par de boletos de un tren
Que nunca se detuvo en el andén
En que esperaba ella y sus maletas rotas.
Todo estaba listo: su libro de intrigas,
La música que no llegó a escuchar,
La carta que le dejaron en la mesa
Y hasta el asiento tibio en su rincón.
Mas, no era ese tiempo de abandono,
No era el día pensado por otros,
No la tarde en que los ríos se llenarían
de sus lágrimas de amor desesperado.
Dobló el pañuelo y lo puso en su sitio;
Tomó la ventana y la rompió en pedazos.
Y el lecho y la bandeja y cada silla,
Cada sueño, cada objeto, cada centímetro,
Cada brizna de polvo destrozó
Y luego tomó su roto corazón
Y lo zurció con su orgullo de mujer,
Lo pudo en su lugar a palpitar sereno
Y se fue al salón por una copa
Y alguna compañía, joder, que ya era tiempo !

Jorge Arturo Ortiz©

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