Reflexiones sobre la naturaleza del grito del hombre



[“Todo hombre
tiene que lanzar un grito
antes de morir."
Nikos Kazantzakis]
Canto al hombre y a la mujer que celebran prístina la especie,
los que construyen y preservan la impoluta herencia del amor,
los que han sembrado la tierra y alzado juntos su feraz labranza.
llevando alegría y sabia paz a la mesa del hijo parido con dolor.
Canto a los que tuvieron que morir para preservar la madrugada,
vertiendo su nobleza gentil a raudales en la memoria de la vida
porque a ellos debemos los caminos anchos y las largas veredas
por donde, felices, caminamos el presente de esta paz dormida.
Podría enseñarles también a los padres de la ruina y la tristeza.
pero a ellos han nombrado, ensalzado y cantado con pavor.
Yo prefiero olvidar su presencia indigna en mi palabra simple
y no decir de su maldad terrible y sus obras transidas de dolor.
La naturaleza del grito del hombre habrá de ser un canto,
ojos que ven del obrero su estatura, su máxima expresión
y en cada obra su trabajo noble, sabia experticia del labrador.
construcciones, inventos, creaciones, el pan y su canción.
Los altos edificios, las grandes construcciones, lo magnífico,
los puentes sobre los ríos y lo barcos, cada objeto, cada creación
la obra del hombre, de la mujer la obra, sus gritos de pasión,
sus sueños hermosos de futuro, esperanza preñada de ilusión.
El grito del hombre, su último gran grito, que sea una canción.
de esperanza, de fe, de alegre sino, de fuerza, de sentidos
de sombra que protege, de mar que acaricia con sus peces
la voluntad valiente de vivir y terminar ni tristes ni abatidos,
sino abrazados con fuerza incontenible, en un gesto de amor!

Jorge Arturo Ortiz©

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