Nana para quien viene

A la dulce espera,
la canción de amor,
canta el gorrioncillo 
con su dulce voz.
Tierna la palabra,
suave la mirada,
la madre que espera,
canta a media voz.
Los niños son joyas,
regalos del alma,
motivos alegres
de quien los sembró.
Duérmete mi niño,
duérmete mi sol:
contigo renacen
los tiempos perdidos;
sobre ti la luna
le conversa al sol !


Jorge Arturo Ortiz©

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