Nacimientos

Ferviente noche, si te marchas,
-que no me alcanza el tiempo 
para acallar mi el alma-
no me dejes silencio,
vacío de palabras.
No tendré madrugadas

suficientes si te marchas,
No se violente el sol,

 no detenga mi marcha.
Vengo de un mundo claro
en donde la luna amaba;
las estrellas, el infinito cielo,
los caminos de tierra,
el polvo de los espíritus,
los cantos de los pájaros,
el mar lejano, el viento...
Mi padre era un mago
que vestía un ajado sombrero
y mi madre comprendía

 el lenguaje de las plantas.
Mis primeras palabras
sabían a toronjil
y el perro me contaba
historias de otros mundos.
Luego aprendí a reír
y a llorarme sin lágrimas;
hablaba con el viento
sobre asuntos de magia
y aprendí los olores,
caminar sobre el agua,
y otro día pinté mi propio sol
en la cima de mi alma.
Recorrí enteros 

los caminos del mundo
y toqué las estrellas,
así, como si nada.
Vistiendo mi traje de guerrero
luché con mi cimitarra de madera
en favor de la medialuna
y nos hicimos famosos
en las feraces tierras 

de Granada!
Allí, en "Las mil y una noche",
yo conocí una tarde

 a Sherezade,
y supe del amor
de su boca sagrada.
Me contó de su vida 

de palacio
y me llamó Simbad,

entre letras de plata.
En ese mundo inmenso
yo navegué los días

 felices de la infancia,
con Emilio Salgari, 

con marinos feroces
de las naves sagradas
y aprendí de poetas
de las bellas palabras
y desperté una noche
sintiendo que volaba
en un caballo hermoso
que sólo yo montaba,
Un mago llegó un día
cabalgando a Pegaso
y no olvido sus alas.
Era ese el inicio de alguna vida extraña.
Si alguien me vio distinto
seguro que soñaba
porque sabemos que todos tenemos mundos propios,
nuestras propias miradas y nuestros propios cielos.
Nadie jamás me ha visto nunca
con la misma mirada,
y ahora ya no importa: la noche no se acaba,
y si se viene el día
volveré con mi espada,
-aquella cimitarra que me gané en batallas-
porque tengo mis ochos
guardados en mi almohada!


Jorge Arturo Ortiz©

Comentários

Postagens mais visitadas