Espacios de la infancia

Las bellas flores del huerto de mi infancia, 
el mapa de los colores pintados en el alma
y la inmensidad gloriosa en sus aromas,
en especial el libertario aquel de las acacias.
Allí la bellahortensia con su azul de plata,
el crisantemo amarillo y su sonrisa alegre,
la rosa roja, la amarilla y aquella rosa pálida.
Los jazmines, las lilas y las amadas dalias,
la flor del yuyo, por quien nadie soñaba,
junto a la hierbazul de todos los caminos,
humildes niños con rostros entierrados,
y aún la flor rosada de aquellos durazneros,
azahar embriagador de ese naranjo solitario,
y el amarillo y perfumado aromo tempranero.
Ya veo que son tantas las flores de la tierra,
Y que cada una bien merece un canto,
El himno tan feliz de un niño enamorado,
De la sorpresa multicolor, de los aromas,
De las formas sutiles y delicados talles,
De estambres y pistilos, abejas, picaflores:
La multitud de vida en una sola vida
Y las manos de la madre que plantaba
Ese rojo jazmín, un hijo mimado y predilecto,
Y la violeta gloriosa que crecía, solitaria,
Presagio de amor inmenso en ese aroma
Feliz encuentro en donde nadie más llegaba.

Jorge Arturo Ortiz©