Estadio Nacional

De arco a arco 
El balón se desplaza sobre el césped:
El sudoroso y hábil delantero
Domina la escena con mágica dulzura
Y en su esfuerzo final
Dispara sobre el rival con rabia muy certera.
Y allí cae un hombre sobre la tierra, muerto,
Ante la impávida mirada del malvado.
No importa, dice un hincha del caído en la tribuna:
Es el primer tiempo y aún queda partido.
El árbitro cierra los ojos,
Suena el silbato y se reinicia la jugada.
Uno a otro, pase a pase, avanza la muerte
Sobre el campo de juego:
Es su momento, es su hora, es su movida.
Qué derroche de valor
Bajo las gradas !
Qué grandiosa hazaña del jefe de los jefes !
Un jugador se debate ante los golpes justicieros
Bajo las estructuras asombradas de cemento,
En tanto otro grita, da alaridos y se mueve en contorsiones
En la batalla final del primer tiempo.
Suena el silbato
Y juez de traje negro
Levanta su brazo derecho en señal de saludo
Y allí la mantiene levantada.
Segundo tiempo
Y la sangre corre sobre el piso del estadio:
un jugador vomita su dolor
En tanto otro rueda por las escaleras.
El público silencioso sigue atento las jugadas
Y guarda en la retina la escena,
Pues no hay cámaras.
Todos de pie: la gesta ha terminado.
Lágrimas caen por los rostros pintados de ilusiones,
Rabia y dolor dominan la jornada.
No es forma de jugar, alega un moribundo,
En tanto su rival le dispara en plena cara.
Largo el encuentro, piensa un observador
Desde lejanas tierras.
Tendrá que terminar, suspira una mujer
Con gesto de tristeza profunda en su mirada.
Y pasó el tiempo,
Y todo terminó, pues es que todo un día acaba,
Y le digo a mi compadre que vayamos al estadio.
Me mira, me sonríe y me dice, socarrón:
Nos tratarán mejor esta vez, amigo mío,
Que como nos trataron en la última jugada?


Jorge Arturo Ortiz©

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