El pequeño camino a la alegría

En algún giro de la inmensa tierra
Alrededor del sol
Habré perdido 
Ese pequeño camino 
A la alegría?
Lo fui a buscar,
Año tras año.
Y me encontré con la máquina de coser
Que mi madre usaba
Cuando los afanes le llenaban de inquietud
El corazón.
Quería se costurera
Porque el trabajo del huerto le agobiaba.
O tal vez porque era la forma de poesía que expresaba
A través de sus manos siempre tibias.
Uno sabe tan poco sobre los misterios de la gente
Y, sin embargo, subiendo una empinada calle
En San Francisco,
Creí ver el perfil de mi madre
Sentada ante su máquina Singer un día.
Algo como una visión,
La reminiscencia de un tranvía de colores,
La belleza de la estación
Más imposible,
Algo como un sueño entre los edificios cegados
Por el sol brillando.
Quién sabe,
Es que el espíritu se nos va a vagar por sitios lejanos
De la tierra.
Y sin embargo nos llevamos
El camino y el río,
La sonrisa y la herida,
El amor y la duda.
Nunca sabremos en dónde dejamos
Ese pequeño camino a la alegría,
Y no es raro,
De pronto no es extraño
Que lo llevemos dentro de nuestro corazón,
Como siempre ha ocurrido,
Como siempre.


Jorge Arturo Ortiz©

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