Pleonasmo

La vida y ella no pueden ser:
es todo un mero pleonasmo,
tanto como si yo hablara así
de sus ojos o de su silencio,
sobre la claridad tan clara
de su cabello claro,
o la forma en que se desliza
esa cascada caída de lo alto,
de un cielo claro y delicado
hasta su rostro suave y delicado.
Nada hay que reciba así la lluvia
como esa forma tan sutil y perfecta
de su piel rodeada entera
por un galope de caballos blancos,
o el sonido de un alto viento
y de su naturaleza de caricias:
las manos de mis manos,
piel de mi piel sobre su piel,
crepúsculo glorioso y vasto
encendido por aquellos soles
que recuerdan otros universos,
complejos y diversos,
que tienenaún más caminos
y aquellas rondas pequeñitas
sobre las que se funda todo:
lo que se recibe
del tiempo y del espacio
hasta un simple pleonasmo
en que ella es lo imprescindible
y la vida es lo inherente, siempre.

Jorge Arturo Ortiz ©