Origen de la luz

Cuando tu imagen tierna

aparece en medio del espacio

haciendo que todos los destinos

desaparezcan asombrados,

cuando tu mirada con sabor a luna

me descubre en la magia del destino

siento la flecha que penetra en mi pecho

y danzo con mis plumas al viento,

que me has hecho guerrero,

que me has puesto a buscar

todas las perdidas piedras

junto a ese ancho mar.

Hoy he vuelto al pasado,

al tiempo en que las voces se cruzaban

y decían los abuelos

que la tierra se levantó del mar,

que los hombres tenían miedo de morir

y que se abrían los abismos

para ser penetrados por las ardientes rocas.

Y así se creó el mundo,

así nació tu voz para decir ternura.

Somos el origen de la luz,

las primeras miradas que asomaron al mundo

para ver que la luna

estaba tan blanca y tan tranquila

como si el cielo se hubiera detenido.

Ahora me aferro a la ternura de tus manos

y voy camino adentro

a buscar la semilla.

Te quedas en silencio,

sonríes.

Escuchamos el mar

y atendemos al murmullo de los peces,

a los susurros de las almas perdidas.

Un arma me brota en la mirada,

es la fogosa manera de cortar

las madrugadas tristes

y sonrío,

y juntos sonreímos,

porque somos la luz

muy juntos sonreímos.

Jorge Arturo Ortiz ©