Migrantes

Extraños somos aún 

En esta tierra furtiva que nos vio nacer,

Y de la cual partimos,
Ciertamente, un día
Como desconocidos hijos,
Como hojas
Que se lleva el viento
A cualquier sitio.
Aves migrantes somos, espectadores
De un mundo indiferente
Que suele tornarse en infierno
O cielo, según vea,
Pero que maltrata con sus distancias
Al habitante que recorre
Sus caminos sin fin,
Y al que se queda a vivir en la esperanza
Del fruto esquivo
Que niega su pulpa y su frescura
A la sedienta boca
Del que madruga su tiempo
Por años y por completas vidas.
Pero existe también
Esa tierra apasionada y generosa
Que colma de sabores
Al que dedica su vida a su labranza,
Dando sentido y luz
Al acto cotidiano.
Entonces, aquello que pareciera magro
Se muestra en su riqueza
Y hace fiesta la vida
Del que apuesta su amor
A la multitud de los senderos.

Jorge Arturo Ortiz (c)