Tu sangre que besó la tierra

A ti, al que caiste herido,
Al que no tuvo más tiempo 
Para la ternura,
Al que dejó a sus hijos sin su besos,
Sin su abrazo,
Sin el tremendo amor que dabas,
Yo te rescato de la memoria frágil,
De la indiferencia de los días,
Y planto un verso en el sitio de tu muerte.
Por que no es justo que pisen ese sitio
Y no sepan de tu dolor y tu agonía,
Que el día justo de tu muerte
Algo muy grande y nuestros
También moria.
Yo conocí tu rostro concentrado
Y escuché tu consejo poderoso:
Sean los mejores,
Un ejemplo para inspirar al mundo.
Esa fue tu grandeza,
Esa fue la pasión de un tiempo duro,
En que vivimos al borde de la ira,
Mas, preferiste optar por el amor,
Aunque amar fuera partir
Y nunca más poder volver a la tarea
De construir un mundo hermoso
Para todos.
Saludos y que los justos nunca olviden
Y que te enseñen, amorosos, a los que nacen
Y a los que pasan, indiferentes, por el sitio
En que tu justa sangre
Besó, apasionada, esa vereda.


Jorge Ortiz Acuña©

Comentários

Postagens mais visitadas